La cocina japonesa a evolucionado a lo largo de los siglos, su evolución comenzó en la Edad Antigua, aunque sufrió su verdadero cambio con la llegada de la Edad Media donde el estilo tradicional se denominaba washoku. Fue en la Edad Moderna cuando tuvieron lugar los grandes cambios que introdujeron en Japón la comida occidental.
La comida japonesa es conocida por su énfasis en la estacionalidad de los alimentos, calidad y presentación de sus ingredientes.
La cocina tradicional japonesa procura que en cada comida haya alimentos de todos los reinos: verduras de hoja, algas, raíces, troncos, frutas, semillas, pescados y carnes (en pequeñas cantidades). El arroz, por supuesto, es el elemento imprescindible por excelencia y base de muchos de sus platos.
Según la filosofía oriental, la cocina japonesa equilibra la energía corporal, movilizándola por los diversos órganos del cuerpo.
A modo de curiosidad el pueblo japonés es uno de los más longevos del planeta y, sin duda alguna, su alimentación es un factor esencial dentro de esa longevidad. Su cocina milenaria, rica en productos frescos, proporciona una dieta muy equilibrada. Los alimentos son cocidos en tiempos muy cortos, permitiendo que conserven todas sus propiedades y su valor nutritivo, conformados por una textura crujiente que favorece la digestión.